Tu empresa está en proceso de rediseñar su sitio web. El objetivo del rediseño es actualizar el estilo y aspecto del sitio para que represente mejor a la marca. Tu mánager recomienda una fuente personalizada para destacar el contenido. ¿Qué deberías responder?
- «Suena genial. ¿Cuál sería el color y el tamaño preferidos para esta fuente personalizada?»
- «Para ahorrar dinero en esto, podríamos comprar la fuente personalizada de otra marca y modificarla».
- «Deberíamos pensar en usar una fuente de Google a la que tienen acceso todos los navegadores».
Explicación:
La respuesta correcta es: «Deberíamos pensar en usar una fuente de Google a la que tienen acceso todos los navegadores». Esta respuesta es la más adecuada porque sugiere el uso de una fuente accesible para todos los navegadores, lo que garantiza una experiencia consistente para todos los usuarios que visiten el sitio web, independientemente del navegador que utilicen. Las fuentes personalizadas pueden ser atractivas para destacar el contenido y reflejar la identidad de la marca, pero pueden presentar desafíos de compatibilidad con ciertos navegadores, lo que afecta la consistencia visual y la legibilidad del sitio web. Al optar por una fuente de Google, que está disponible públicamente y es compatible con una amplia gama de navegadores, se asegura que la experiencia del usuario no se vea comprometida y que el diseño del sitio web se mantenga coherente en diferentes plataformas y dispositivos. Esta opción también demuestra consideración por el aspecto técnico y práctico del rediseño del sitio web, alineándose con las mejores prácticas de accesibilidad y compatibilidad de navegadores para garantizar una experiencia óptima para todos los usuarios.